jueves, 19 de julio de 2007

Expectativas-Filosofía de peluche (2)

Dime que no es la encarnación de la sabiduría en un niño rubio con pelos de punta.

Si en su día me hubieran explicado la ley del mínimo esfuerzo con estas viñetas, hubiera comprendido mucho mejor que no sólo consiste en estar tumbado en el sofá el mayor tiempo posible, sino que hay que convencer a los demás que te hace falta de verdad estartirado ahí 6 horas diarias.

En realidad, las expectativas condicionan mucho la tranquilidad con la que se puede vivir en cada momento. Y, al menos en lo que a mi respecta, parece que siempre tengo las expectativas de mi mismo demasiado altas, porque gran parte de las frustraciones y de los berrinches cotidianos vienen de mi auto-traición de esas elevadas aspiraciones. Físicamente, hay que ver cuánto daño ha hecho el "citius-altius-fortius", sobre todo cuando el tiempo pasa y la espalda se declara en rebeldía o la rodilla insiste en prevenir el cambio de tiempo con un dolorcillo sordo. Mentalemente, la expectativa de la sabiduría de la edad choca frontalmente con la terquedad de una vida rutinaria y poco edificante en general. De la cuestión laboral no voy a hablarte. Y sobre la emocional correré un grueso telón por el momento.

Pero al final, siempre queda la sensación amarga de estar por debajo de mis propias expectativas.

Entonces, si la racha es tormentosa y agorera, me digo aquello de "qué fácil sería mi vida si me conformase con poco/fuese tractorista/me dejara de esforzar".

Otras veces, en los días mejores (que afortunadamente suelen ser también la mayoría), me doy cuenta que las aspiraciones están hechas para mejorar, para luchar día a día por alcancarlas. "Aunque hay que ir poco a poco, chaval, no trates de llegar en un día ni a todas a la vez...". Y es que cuando me pongo indulgente conmigo mismo, siempre cumplo con todas mis expectativas.

miércoles, 18 de julio de 2007

Mis cien balas: Bautismo de fuego (1)

Fue un sábado por la mañana. Después de un sueño inquieto y acalorado en una cama prestada, la resaca pugnaba fieramente para hacerse con el control de mi mente y cuerpo. Iba a ser un día muy largo, pero por lo menos había dormido lo suficiente.

Al menos eso es lo que entre latido y latido de mi sien, que sentía amplificados y dolorosos como agujas al rojo, deduje por la cantidad enorme de luz que entraba por la ventana entreabierta. Pero al mirar la hora me dí cuenta que desde que me rendí sobre las sábanas habían pasado escasamente cuatro horas.

Mi cabeza tardó en relacionar el dato temporal y ponerse de mal humor una fracción de segundo escasa, entre los picos de dolor agudo que el alcohol acumulado (o la pérdida de costumbre de acumularlo)se complacía en aplicar.

Al siguiente segundo, tenía todos los músculos en tensión mientras me aplastaba contra el suelo como si fuera una trinchera. En la calle, una ametralladora pesada parecía haber empezado a hablar.

Ta-ta-ta-ta-ta-ta. El tableteo era siniestro e insistente como el de los cañones antiaéreos, pero no se escuchaban sirenas de bombardeo. La calle, a las 8 de la mañana, sonaba como debería sonar un sábado post-fiestero cualquiera. Pero el percutor seguía disparando sus ráfagas, descansando seguramente para cambiar la cinta de munición. Ta-ta-ta-ta-ta-ta.

En el segundo +3 desde mi despertar lo conseguí comprender todo: Era una retroexcavadora del demonio con cabeza percutora destrozando la calle en una obra vecina. Supongo que no soy muy ágil de mente con resaca, no...
Como esta, aunque juraría que la de aquel día tenía colmillos y garras supurantes...

Te aseguro que lo intenté todo: traté de cerrar la ventana, me escondí debajo de la almohada, me tapé los oídos con los dedos, intenté anular las ondas de sonido con telekinesis, diseñé mentalmente una campana de silencio como las de Maxwell Smart, supliqué a Thor que la fulminara con un rayo...

Todo fue inútil, así que me iba a librar de la tortura contra mi cabeza resacosa por mis medios y a mi estilo. Iba a estrenar mi pistola con el responsable. No me cupo duda de que merecía una bala, y yo tenía 100 para gastar...

Me vestí rápido. Abrí el doble fondo de la maleta. Empuñé mi arma mientras deslizaba un cargador en la culata. ¡Cla-Chlack!. Puse el seguro y me descolgué al patio por la ventana. Mi expresión reflejaba bien mi ánimo, era una mezcla de intenso dolor de cabeza y justa indignación ciudadana.

Cuando empecé a cruzar a zancadas el descampado, que aún era la pista polideportiva de un colegio ya demolido, el obrero se bajó de la cabina sin detener el motor. A mitad de camino yo ya tenía la pistola en la mano y la determinación empezaba a tensar el brazo por mi. Tres pasos más allá, apunte y apreté el gatillo.

¡¡BLAM!!

Un gran chorro de sangre caliente, espesa y negra como el asfalto me salpicó la camiseta. El retroceso casi me disloca la muñeca y además el disparo se había desviado mucho. La bala había partido el tubo hidráulico justo en la salida de la bomba y el fluído se desparramaba a alta presión por el suelo del solar. Yo apuntaba a la cabeza de la herramienta. El conductor estaba silencioso y aterrado, blanco como las nubes. El ruido había parado al fin. Escuchaba sólo el silencio y los latidos de mis sienes.

Mi bautismo de fuego.

No sé cómo alcancé la cama de nuevo porque un dolor sólido y constante en mi cabeza que nublaba la vista y los recuerdos, aunque me acuerdo que estuve esperando un rato la visita de una patrulla de policía que nunca llegó. Al fin y al cabo, había hecho una buena obra social, ¿no?

He gastado una de mis cien balas irrastreables. Me quedan 99.

martes, 17 de julio de 2007

Incorregible

Je. Siento haber tardado en venir, pero he estado ocupado. Además, que no te quería cascar otra tira de Calvin tan pronto, aunque tengo cientos de dónde escoger. Es que cuesta trabajo corregir la inconstancia, jo.

Bueno, a decir verdad reconozco que en parte no he escrito nada porque no quería ser cansino ni agotar mis aún-no-estrenadas secciones con entregas demasiado cercanas con las presentaciones respectivas. Además, todos los vídeos que he visto esta semana tienen que ver con el E3 (videojuegos y más videojuegos que van a venir para arruinarme) y, por si fuera poco, cometí el error táctico de empezar a ver la serie de Héroes el otro día...

...pero aquí estoy otra vez. Después de un fin de semana buscando cicatrices nuevas en Málaga. Y cierto es que vengo con unos cuantos rasguños inesperados.

La culpa la tiene la falta de coordinación entre cerebro, mano derecha y dedos de la izquierda. Porque de mi oído musical no tengo queja todavía. Pero, y lamento la crudeza del concepto para tus ojitos cándidos, SOY UN PAQUETE JUGANDO AL 'GUITAR HERO' y no hay más que hablar.
"Es mi juego favorito, menosmola. Tanto mataillo, y tan pocas balas, digoooo... notas"

El jueguecillo en cuestión es de mecánica simple y adictiva. Te proporcionan una miniguitarra con botones de colores en vez de trastes, te muestran una pauta en la pantalla por donde pasan notas también de colores al ritmo de una canción rocanrrolera (...increible-ble...) y hala, a hacer lo que puedas para no quedar en ridículo.

Y a mi me han masacrado entre Lunita y Xtremo. Sin piedad, además. Sin una sombra de duda y sin ahorrar comentarios que hacían dañito a mi sensible alma de artista de la canción. Snif. Y una de las chanzas más celebradas y repetidas decía algo así como : "Nunca creí que diría esto, pero ya hay un juego al que prefiero jugar con Lunita mucho antes que con AKA... Jia, jia, jia, jia...".

Esa es una de las razones por las que les he dejado sólo con su guitarrinchi, para que ni colaboren ni compitan. La mía está aquí, conmigo, para que yo practique a ratos perdidos y, quizás un lejano día, sea capaz de tocar algo como esto sin romperme ni hacerme un nudo con mis dedos torpes. O eso, o dedicarme al 'air guitar' como el chino este:

Entre el pectoral de Jeloukiti y las mallitas estampadas, va que lo rompe.

Y como se le escape la mano derecha en un descuido, se queda esteril y con voz de efebo de por vida...

(NOTA MENTAL: Jejeje, el día de los videos chorra cabalga de nuevo, jejeje.)

martes, 10 de julio de 2007

Filosofía de peluche (1)


Hoy me han dicho que ya me vale...

Que siempre estoy quejándome de falta de tiempo y que aún así estoy haciendo un blog de estos. Y yo le he dicho algo así como "jeje, a mi me gusta, estoy contento, ya te pasaré la dirección, jeje".

No le he dicho que funciona como un factor de curación... No le he dicho que te he (re) enganchao un poco a tí... No le he dicho que no le dedico tanto tiempo ni que ese tiempo se lo quito a la tele que no veo...

Pero le podía haber dicho que estoy "forjándome el carácter", que me encanta esa expresión.

Por si no los conoces aún, te presento a Calvin y Hobbes. Un niño hiperactivo y su tigre de peluche para el mundo normal, pero dos auténticos genios en el arte de vivir. Da igual que estén modelando nieve, pilotando la nave de Spiff, deprimiendo profesoras, toreando matones, odiando chicas o haciendo encuestas de re-elección de padres. Filósofos. Y se dejarán caer por aquí de vez en cuando. Tenemos (tú y yo) mucho que aprender de ellos.

lunes, 9 de julio de 2007

Wish you were here (Cap. 0)

Si te soy sincero, no recuerdo bien cómo llegué a escuchar Pink Floyd y a conocer esta canción allá por mi confusa adolescencia. Sé de dónde salió la grabación porque vino de dónde la mayoría: de la discoteca de Cincibastro cuando era el dealer musical de un catetillo con más intuición y ganas de conocer que gusto musical. Pero sólo puedo suponer el camino a este lado oscuro.

La inseguridad lleva a la desesperanza. La desesperanza a "The Wall". "The Wall" a apreciar la belleza triste de 'Vera' o 'Nobody Home'. De ahí a llegar al lado oscuro de la luna. Y del "Dark side" a todos los demás discos disponibles de Pink Floyd.

Y, agazapada entre un montón de canciones mejores y peores, esta:

Dale al play. Deja que cargue. Disfruta.

Empieza pareciendo una canción simplona, un interludio. Y justo entonces entran los acordes de la guitarra acústica absorbiendote toda la atención y el aliento. Pasa igual con la voz un poco después, áspera y medio rota como está, te atrapa del todo y casi dejas de oir la melodía del principio y la guitarra. Están, pero sólo importan cuando entra la batería, suave y contundente, al final de la primera estrofa, con el piano siguiéndola.

Sería una buena canción sólo con eso. Podría decir casi cualquier cosa con esa música. Pero no se conforma y empieza a hablar de elecciones que dejas de hacer, de cobardías personales y de renuncia. De cambiar héroes por fantasmas, malditos sean, cómo me conocen...

Y, entonces estalla:

How I wish, how I wish you were here.
We're just two lost souls swimming in a fish bowl,
year after year,
running over the same old ground. What have we found?
The same old fears,
wish you were here.


La música sigue, y la última estrofa siempre la pongo yo sobre una música que se va adentrando en un vendaval que se siente helado y blanco, repitiendo mentalmente cómo me gustaría que estuvieras aquí...

Después, saboreando la ausencia que expresa con palabras, casi siempre ha estallado una sonrisa. Es la esperanza de que contigo aquí este momento tenga más valor. La trascendencia de que estando aquí yo también estás tú conmigo. Que lo que yo vivo, tú lo disfrutas a través mía. Que este momento sería mejor si estuvieses viviéndolo a mi lado. En malos tragos, ni el mundo es tan negro ni la vida tan perra, porque tú la mejoras. En buenos ratos, la vida maravillosa que se disfruta desde aquí podría ser mejor aún, sólo si tú estuvieras aquí.

He oído esta canción muchas veces. La he recordado en un montón enorme de situaciones. Desde aquí pretendo hacerte participar en algunas de ellas sólo por culpa de esta canción. Quiero llevarte a algunos de aquellos lugares en esos momentos en los que te hubiera encantado estar, lo sé, viviéndo junto a mi mientras me venían a la cabeza la última estrofa de una melodía antigua.

En realidad, es una especie de cuaderno de viaje. Te voy a hablar de sitios concretos en momentos concretos en los que sí, lo reconozco, te eché de menos. Unos te gustarán más, otros menos, supongo. Pero de un modo u otro, trataré de que estés allí mirando con mis ojitos amarrones.
Ojasos que toooodo lo ven...

No, no te preocupes que no voy a negar que también lo hago en homenaje a quienes sí estuvieron (a tí, en definitiva, cuando sí estuviste) allí y, jeje, para ayudar a una memoria que tiende a olvidarse de lo especialmente generosa que ha sido la vida conmigo de vez en cuando. Y perdonad el tono serio de hoy. Es que me he puesto un poquillo melancólico...

Así que tenemos nueva "sección aperiódica", que estoy que lo tiro. ¿Merecerá la pena? Espero que sí. Por cierto, una preguntilla: ¿empiezo por Roma o por Santiago?.

¡¡Ah!! ¡¡¡Ya he gastado una bala!! Jejejejeje... Próximamente en este nuestro blog curativo.

jueves, 5 de julio de 2007

Mis 100 balas (cap. 0)

Era un tipo extraño en aquel vagón de metro casi vacío. Traje oscuro impecable, corbata negra y gafitas de sol redondas, de esas que ya le quedaban ridículas a John Lennon. Cincuenta y tantos, arrugado como una llanura desértica, rapado militar para un pelo ya blanco, con la sonrisilla burlona del que contempla la vida por encima del bien y del mal. No dudó. Vino derecho a sentarse a mi lado cuando tenía mil asientos vacíos y aislados sólo para él. Llevaba un maletín. Mi maletín.

Dr. Manhattan meets camarada propagandista Vassilii Vodkayenko

"Con el sitio que hay y el calor que hace, no se ha podido sentar en otro sitio", pensé. Y tres paradas antes de la mía y a pesar de que el sólo del 'Thunderstruck' atronaba en mis oídos, me dijo algo. Tirón del auricular de su lado. "¿Perdone?"...

"Decía que hay que ver cómo es la vida. Cuando menos lo esperas y mejor crees que estás, llegan los problemas."

"Bueno, no siempre. Tampoco es para tanto, ¿no?..." - traté de seguirle la corriente mientras me levantaba pensando en que mejor me bajaba ya aunque me costara andar un rato, así me libraba de él.

Pero él me dió pocas opciones, porque arrancó a hablar otra vez. "No hace falta que quedes bien conmigo. La vida es tan perra contigo como con cualquiera. No tiene piedad, ni se cuida de qué le pasa a cada uno, es dura e inflexible en cuanto te despistas un poquito." Estaba a medio incorporar y él no hacía ni siquiera amago de moverse para dejarme salir. "Pero eso lo sabes de primera mano... ¿verdad AKA?..."

Me miraba por encima de las gafitas cuando dijo aquella frase que me dejó petrificado en el gesto de incorporarme y con la mandíbula desencajada. La sonrisilla burlona era ahora más amplia. Le estaba encantando dejarme en shock.

Cuando me senté de nuevo, mirándolo con gesto desconcertado y los ojos muy abiertos me soltó: "No. No me conoces. Pero yo sí te conozco a tí. Conozco tu nombre completo, tu edad, tu vida actual y todos los tumbos que has dado en la vida. Bienvenido al mundo. Me llamo Graves. Agente Graves. "

No era poli, pero me relató todos mis pasos. Todas mis traiciones. Todos mis errores. Todas mis decisiones equivocadas. Se sabía mi historia de arriba a abajo. Cuando acabó, cuando mi estómago era un enorme agujero negro que absorbía todos mis nervios, miedos y desconciertos, me colocó el maletín en las rodillas.

"En el maletín hay una pistola y cien balas. Todo ilocalizable, todo tuyo. Haz con ello lo que quieras. Si actúas siguiendo tu criterio, tendrás carta blanca."

"Y eso, ¿qué significa?" - pude articular cuando recuperé la voz del fondo del agujero de mis tripas.

"Me he asegurado de que ninguna fuerza del orden pueda hacerte nada. Si usas métodos expediticos, la investigación acabará en cuanto se recuperen esas balas."

El fuerte latido en mis sienes no me dejó escuchar bien su advertencia de despedida. Por encima de sus gafitas y con su sonrisilla burlona, con un puntito de crueldad de Joker esta vez, lo oí susurrar algo que podría tener "...graves consecuencias si alguien llega a saber esto." Luego salió del vagón y me dejó empapado en sudor, sólo con un maletín. Mi maletín.

Así que ahora, después de que mi cabeza haya intentado imaginar un por qué no menos de mil veces sin resultado, tengo delante una pistola negra mate, sorprendentemente ligera, y cuatro cargadores por rellenar.

Y cien balas irrastreables.

No tengo instrucciones ni sobres repletos de pruebas que me digan dónde están los malos. Afortunadamente, no tengo peor enemigo que yo mismo. Pero tengo cien oportunidades de, cuando me encuentre a mis demonios, marcar una diferencia en forma de disparo. Cien oportunidades de defender aquello que me importa y de proteger a aquellos a los que quiero.

Cargar, apuntar, apretar el gatillo, ¡¡BLAM!!...


Ojalá nunca me hagan falta toda esta munición, pero la usaré cuando crea que debo hacerlo. Disparos a la rodilla en principio, porque no soy un asesino y sé por experiencia que pocas cosas hay peores que una rodilla destrozada de por vida, jejeje...

Así que, a partir de ahora, usaré estas balas de punta hueca cuando sea necesario. Son irrasteables, no tengo qué temer que no sea mi falta de criterio al escoger objetivo y disparar. Supongo que habrá veces que sólo con una bala sea suficiente y otras que la ocasión haga que vacíe el cargador. Ya te contaré. Estoy listo y si cuentas la que está entrando en la recámara, me quedan 100...

¡CLA-CHLACK!

martes, 3 de julio de 2007

Y dijo AKA: "Hágase la luz"

Y espero que la soledad caótica cubierta de tinieblas que era (es) este blog, alumbre algún orden más o menos asumible a partir de ahora.

Porque eso de tener comentarios a mis parrafadas implica que me lees. Y no me parece bien cascarte cualquier paranoia sin sentido que se me pase por las yemitas de los dedazos, así sin ton ni son. Y porque como me encanta que haya entradas frecuentes y frejquitas en los blogs que me gusta leer, no voy a ser tan hipócrita (en principio) de tenerte pendiente del cielo a ver si ha caído algo.

No te equivoques. No te vas a librar de esos textos de reacción que se me escapan de vez en cuando a modo de desahogo, escritos con rabia y en caliente, quejándome amargamente de algo que no tiene importancia objetiva (como ese de más abajo, sí) con una historia vagamente relacionada. Que esas tiritas empapadas de ungüento sanador marca ACME son necesarias de vez en cuando para tapar la herida mientras cicatriza. Es cierto que los desvaríos basados en mis dedichas en la vida fueron no sé si los padres o la madre del niño que este blog personal fue (y aún es, en parte). Pero no pienso dejar que me lo saquen del buen camino para convertirlo en un delincuescente "nesecito-un-mimito-tuyo" juvenil cualquiera. Prefiero intentar divertirte un poco e interesarte otro poco, a partes iguales.
"¿Entonzez no me vaz a zacar por aquí cada doz por trez para darle penita?. Poz vaya..."

Así que mi mente recalentada está centrifugando proyectos de secciones periódicas que pueden funcionar. Y a ver qué sale. Por lo pronto, y si averiguo cómo hacerlo con el fuckin' html, se os viene encima una encuesta, un apartado de viajes, el sistema de etiquetas para los posts y una paranoia periódica. Si no soy capaz de superar mi inconstancia natural así... al menos lo habré intentado. Diga lo que diga el Maestro Yoda.
"...asín que la próxima vez que me dibujes blanco y de esta guisa, te voy a meter el sable verde por el %&$# y a apretar el botoncico hasta que haga 'pfffsssss'..."

Y claro, habrá días que toquen "chorri-videos" porque no tenga ganas de currarme más de 10 palabras. Je. Y serán "reciclados" de esos sitios que visito de vez en cuando. Jejeje. Y HOY va a ser el primero de esos días. Jejejejejeje...

Así que te propongo un paseíto sereno por una tierra tranquila, que es muy bueno para despejarse y abrir el apetito. Disfruta y comenta.