Así que no. Que eso de que nunca dudó tiene que ser un mito, joder. Estoy seguro de que tuvo que pensarlo en algún momento. Y me juego el brazo izquierdo que más de una vez. Muchas veces más. Fijo.
Que todo empezara cuando mataron a su Rey, que por cierto también era su amigo, no tiene ahora mucha importancia. Su relación anterior había sido correcta y después de aquello se puede decir que, al menos, cumplió con su papel de alférez real. Es cierto que en Burgos no estuvo a la altura, que se pasó, aunque hizo justo lo que él creyó que tenía que hacer. Fue normal que, como nuevo Rey de Castilla, Alfonso no lo "comprendiera adecuadamente". Fue reemplazado de su cargo de alférez, relegado en la corte a juzgar algunas causas menores, enviado a cobrar tributos lejos de casa. Seguía trabajando por su Señor y su Corona, sí, pero seguro que se sentía apartado de la Corte, subestimado en su potencial, relegado…
Era un buen servidor de su Rey y de su pueblo. Con mejores y peores rachas, pero haciendo lo que se le pedía en nombre de Dios y de Castilla. Buen vasallo. Buen soldado. Buen hombre.
Por eso estoy seguro que después del destierro, último paso de un camino iniciado ya tiempo antes, lo tuvo que pensar no una, sino mil veces. Cuando volvía la grupa de su caballo hacia la frontera. Cuando luchaba por libre con los enemigos de turno de Castilla. Cuando reclamaba esta plaza o aquel castillo en nombre de su Rey. O durante aquella primera noche de viaje forzado. O en alguno de los días de victoria. Que no me creo que el halago del “Dios, qué buen vasallo si hubiera buen Señor” lo dijera sólo un capitán pelota delante de un periodista de la época.
¡Despierta el bruto que hay en tí!..."
Estoy seguro que Rodrigo, aunque fuera en voz bajita, tuvo ocasiones en las que dijo algo parecido a:
“¿Y en quién demonios tengo yo puesta mi lealtad? ¿Qué hago yo en esta guerra? ¿Dónde están mis aliados en esta carga de caballería?¿Me echarán de menos siquiera?...”
Seguirá luchando como hasta ahora, aunque tenga que buscar nuevos señores o nuevos reinos. Como buen vasallo y buen hombre. Y estoy seguro que un día, bajo quién sabe qué estandarte, conquistará Valencia.