jueves, 18 de febrero de 2010

¡Está vivo!



Que no te cuenten milongas, que lo más difícil es recuperar las conexiones del cerebro con la red neuronal del resto del cuerpo. El resto es, casi literalmente, coser y cantar.

En realidad, la materia prima es de lo más común. La tarea consiste en seleccionar, para cada parte, los trozos en mejor estado del montón de cadáveres disponibles que se acumulan en los estantes de la memoria, remendarlos un poquillo, ver que los bordes de las piezas cuadren más o menos, y luego juntarlos para que salga algo relativamente airoso, que se deje leer. Aunque a veces te salga un poco desproporcionado como a mí (largo, pesado y difícil de mirar, marca de la casa para cuerpo y discurso), pero que sea capaz de funcionar por sí mismo, apto para vivir ahí fuera sin necesidad de muchas explicaciones por mi parte.

El problema es que ya puedes ser un hacha componiendo cuerpos, un maestro juntando retales, un artista de la resurrección inducida por electricidad... que como no conectes bien el cerebro al resto, vete olvidando de traer nada al mundo: ni chispa de vida, ni aliento vital, ni calambrazo a 220v, ni buen rayo que lo parta. Lo muerto sigue muerto si los sesos no están despiertos y en (alta) tensión.

- ¡¡¿Ni siquiera con ¡¡1,21 Gigavatios!!?!!...
- Pues ni así, Doctor Brown, ni así...

Ahora te propongo un ejercicio fácil: trata de imaginar cómo está mi cerebro después de dos meses de inactividad laboral, dedicado al descanso, a la lectura ligera y a la contemplación. ¿A que ahora sabes por qué el factor de curación estaba clínicamente muerto y sin enterrar?...

Como lo echo un poco de menos, espero haber hecho un buen trabajo de conexión esta vez (aunque los grupos de axones son escurridizos y difíciles de manejar) y que después de este chispazo el blog, mi monstruito experimental, viva durante un tiempecito que sea más largo que su última vida. Y, ya puestos a pedir, que me haga saber un poco cómo se siente el Creador, robándole la frase al doctor F. en el video del principio.

Sería bonito, ¿verdad?... Sigh... Todo lo que puede pasar es que, aunque yo quiera tener una poderosa máquina antropomórfica para crear el terror en las mentes supersticiosas, se me quede el monstruo menguado y sea más parecido a esto (dale al play ahí abajo) que a Godzilla.


viernes, 8 de enero de 2010

De vuelta a ella

El primer contacto de mi piel con su superficie, fría y flexible, me trajo un escalofrío y el recuerdo de muchas otras veces anteriores, esas de las que tanto tiempo hace ya. Por fin, un año después, volvía a tocarla.

Al principio me manejé con prudencia, con la inseguridad difusa que trae el temor a hacer y hacerme daño, pero rápidamente volvieron las sensaciones conocidas de los roces a través de la tela y la piel, del deslizar suave de las manos sobre el contorno, de los movimientos acompasados entre ambos, casi automatizados a fuerza de costumbre y práctica. Movimientos lentos, cuidadosos, medidos sobre su tacto firme pero acogedor, que cede blandamente en apariencia pero esconde la solidez de los materiales inmutables que sostienen el mundo. Y también, por supuesto, han vuelto los contactos bruscos, rápidos y repentinos, casi violentos en ocasiones, cuando mi cuerpo y su física se imponía frente al dictado de una mente abrumada de emociones y recuerdos.

He vuelto a saltar y sudar sobre ella, a acariciarla, a rodar sin control, a apoyar en ella mis mejillas, a sentir sus arañazos, a deslizarme, a palmear con cuidado para amortiguar, a recuperar el aliento descansando sobre ella, a temer las consecuencias que todo esto traerá mañana, a disfrutrarla y a intentar aprenderlo todo en ella...

He vuelto a la superficie de un tatami, a entrenar aikido... y no tienes una idea de cuánto la echaba de menos...

P.D. Y sí, cuando acabé la sesión de ayer me hubiera cortao con gusto las dos piernas justo por encima de las rodillas y creo que las agujetas están viniendo ya... pero que me quiten lo "caído", oiga...