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Rómulo guardó silencio durante un rato, luego preguntó de nuevo:
-¿Qué sucedería si nos alcanzaran?
Aurelio dudó un instante antes de responder.
-Los peligros se afrontan en el momento en el que se presentan. Augurarlos no hace sino empeorar la situación: el temor aumenta, la amenaza los agiganta a causa de nuestra imaginación. En cambio, cuando uno se encuentra de improviso frente al peligro, nuestra mente moviliza en un instante todos sus recursos, nuestro cuerpo se ve invadido por un poderoso flujo de energía, los latidos del corazón aumentan, los músculos se expanden y se endurecen, el enemigo se convierte en un blanco a batir, a hacer pedazos, a aniquilar...
Rómulo le miró admirado.
-Tú no eres sólo un soldado, Aurelio. Eres también un guerrero...
-Sucede cuando durante años debes vivir en medio de amenazas continuas, de horrores y destrucciones, de matanzas y calamidades, de torturas y servicias. Hay una bestia que duerme en cada uno de nosotros: la guerra la despierta.
-¿Puedo preguntarte una cosa?
-Por supuesto.
-¿En qué piensas cuando estás en silencio durante horas y ni siquiera oyes mis palabras si te digo algo?
¿De veras hago eso?
-Sí. Tal vez mi conversación te aburre o te fastidia.
-No, César, no... Yo trato solo de..., trato de...
-¿De qué?
-De recordar.>>
-¿Qué sucedería si nos alcanzaran?
Aurelio dudó un instante antes de responder.
-Los peligros se afrontan en el momento en el que se presentan. Augurarlos no hace sino empeorar la situación: el temor aumenta, la amenaza los agiganta a causa de nuestra imaginación. En cambio, cuando uno se encuentra de improviso frente al peligro, nuestra mente moviliza en un instante todos sus recursos, nuestro cuerpo se ve invadido por un poderoso flujo de energía, los latidos del corazón aumentan, los músculos se expanden y se endurecen, el enemigo se convierte en un blanco a batir, a hacer pedazos, a aniquilar...
Rómulo le miró admirado.
-Tú no eres sólo un soldado, Aurelio. Eres también un guerrero...
-Sucede cuando durante años debes vivir en medio de amenazas continuas, de horrores y destrucciones, de matanzas y calamidades, de torturas y servicias. Hay una bestia que duerme en cada uno de nosotros: la guerra la despierta.
-¿Puedo preguntarte una cosa?
-Por supuesto.
-¿En qué piensas cuando estás en silencio durante horas y ni siquiera oyes mis palabras si te digo algo?
¿De veras hago eso?
-Sí. Tal vez mi conversación te aburre o te fastidia.
-No, César, no... Yo trato solo de..., trato de...
-¿De qué?
-De recordar.>>
Valerio Massimo Manfredi
La última legión.
La verdadera historia de Excalibur.
La última legión.
La verdadera historia de Excalibur.