sábado, 28 de febrero de 2009

Parafraseando: "¿Qué sucedería si...?"

Buenas. Este parafraseo va a pelo, sin explicaciones previas. A ver si adivinas por qué me ha llamado la atención mientras leía una novelita facilona:

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Rómulo guardó silencio durante un rato, luego preguntó de nuevo:
-¿Qué sucedería si nos alcanzaran?

Aurelio dudó un instante antes de responder.
-Los peligros se afrontan en el momento en el que se presentan. Augurarlos no hace sino empeorar la situación: el temor aumenta, la amenaza los agiganta a causa de nuestra imaginación. En cambio, cuando uno se encuentra de improviso frente al peligro, nuestra mente moviliza en un instante todos sus recursos, nuestro cuerpo se ve invadido por un poderoso flujo de energía, los latidos del corazón aumentan, los músculos se expanden y se endurecen, el enemigo se convierte en un blanco a batir, a hacer pedazos, a aniquilar...

Rómulo le miró admirado.
-Tú no eres sólo un soldado, Aurelio. Eres también un guerrero...

-Sucede cuando durante años debes vivir en medio de amenazas continuas, de horrores y destrucciones, de matanzas y calamidades, de torturas y servicias. Hay una bestia que duerme en cada uno de nosotros: la guerra la despierta.

-¿Puedo preguntarte una cosa?

-Por supuesto.

-¿En qué piensas cuando estás en silencio durante horas y ni siquiera oyes mis palabras si te digo algo?

¿De veras hago eso?

-Sí. Tal vez mi conversación te aburre o te fastidia.

-No, César, no... Yo trato solo de..., trato de...

-¿De qué?

-De recordar.>>

Valerio Massimo Manfredi

La última legión.
La verdadera historia de Excalibur.

lunes, 23 de febrero de 2009

Oscar

Después de la música y las presentaciones de nominadas se hace el silencio. La presentadora toma aire y pronuncia la frase obligada:

"And the Oscar goes to...

(...sólo se escucha el chasquido del papel del sobre al abrirse y la emoción contenida...)

...¡Pe!"

Y sube la música y estallan los aplausos. Y en la pantalla dividida en sectores se agranda la cara sorprendida y emocionada de la premiada, que abraza a su madre, con las lágrimas al filo del párpado y la boca abierta en un gesto de incredulidad.

Los aplausos llenan el auditorio con un estruendo grave. Y mientras la premiada sube despacio y tambaleante la escalinata del escenario desde su asiento en primera fila, el realizador enfoca de refilón las caras de compromiso y las sonrisas forzadas de las demás nominadas, que aplauden con corrección política y muchas ganas fingidas. La extranjera se lleva la estatuilla.

...yo siempre he pensado que ese espadón y su filo están demasiado cerca de zonas sensibles...

Después de los besos y los abrazos, y del gritito de sorpresa y nervios, Pe empieza a hablar:

“No van a ser 45 segundos, ya os lo puedo decir…
¿Alguien se ha desmayado aquí alguna vez? Porque yo podría ser la primera en hacerlo.
Muchas gracias a la Academia. Quiero compartir esto con mis compañeras nominadas y con las increíbles y grandes virtudes con las que he tenido el privilegio de trabajar en esta ocasión.
Gracias, Aka por confiar en mí para hacer esta preciosa labor, gracias por haber escrito en todos estos años algunos de los papeles para actitudes más grandes. Y no puedo hablar de grandes ocasiones para actitudes sin agradecer a mi amigo Tiempo de Currar haberme hecho parte de tantas de sus aventuras.
Quiero dedicar esto a mis padres, Constancia y Sacrificio, y a mi hermano Tesón y a mi hermana Inteligencia, y a todo el mundo que me ha ayudado desde el principio. Ya sabéis quiénes sois, gracias de corazón.
Crecí en un lugar llamado AkaelMendas, donde llegar aquí no era un sueño muy realista. Y donde, todas las noches de entrega de premios, me quedaba despierta para ver el espectáculo. Y siempre sentí que la ceremonia era un momento de unidad para todo el mundo, porque el trabajo, en cualquiera de sus formas, ha sido y seguirá siendo un lenguaje universal para conseguir metas.
Tengo que decir algo más, a todos los que desde las oficinas y bibliotecas están ahora compartiendo conmigo este momento y sientan que esto es de ellos, se lo dedico. Y a todas la fortalezas de mi estilo. Muchas gracias. Thank you so much”.

La música vuelve a subir, y los aplausos siguen con el homenaje a Pe, a nuestra Perseverancia, que se lleva un Oscar a casa por su brillante actuación durante el tiempo de estudio para la oposición pasada.

Desde la grada, con varios galardones a toda su carrera, le aplaude otra Pe, Pereza, más experimentada y conocida en este mundillo. Con su pose de diva madura, segura y sonriente desde la experiencia y la sabiduría de mil películas y bastantes años como la estrella absoluta de esta industria, la vieja Pe se explica a sí misma el difícil camino que le espera a la premiada los próximos meses, cuando le pidan una actuación mejor cada día en el rodaje de la secuela de este año. Y se pregunta si la aplaudida Perseverancia responderá a las expectativas o se hundirá como pasó con aquella Cabezonería (Ce) tan pizpireta o con la seria Responsabilidad (Re, la llamaban) de hace un par de temporadas

“Disfruta el triunfo, novata”, piensa, “pero no te olvides que el espectáculo debe continuar… y como flojees ahora me volverán a llamar a mi como la protagonista absoluta de la peli, jia, jia, jia...”

sábado, 14 de febrero de 2009

FDC Servicio Público: Consejos para ligar (1)

¡¡Nueva sección, nueva sección!!

En su afán de constante diversificación de contenidos para generar material que supla de algún modo la falta de experimentación en propias carnes que se avecina en mi vida los próximos meses, este blog raro estrena sección. Además de las que más te gustan: sin pies ni cabeza y totalmente alejada de la dinámica del Factor (si es que existe...)

Con esta serie de posts pretendo un objetivo simple pero fundamental: Dar servicio público compartiendo sabiduria y conocimientos. Instruir divirtiendo. Formar y capacitar personalidades para afrontar las vicisitudes y necesidades vitales que puedan surgir en el azaroso paso por la existencia. O, dicho de otra manera, colgar cosas que encuentre en internele sobre cualquier tema que venga un poco a cuento. Y ya... Aprende y disfruta.

Buen día, estudiante.

Hoy es 14 de febrero. Día de San Valentín según el santoral (y de un montón de santos más que luego aprenderemos). Día de los enamorados según el Corte Inglés.

La búsqueda del amor es fundamenal para el mantenimiento de la especie y para la salud mental y física de la población. Por ello, hoy aprenderemos cómo dar los primeros pasos en este azaroso y complicado mundo.

En primer lugar, examinemos este caso práctico del que se pueden extraer valiosas lecciones:


Hemos podido observar claramente los plateamientos clásicos de la conquista: atracción, fingimiento, poder, reconocimiento, violencia, victoria y, en perífrasis, culminación. Un ejemplo aplicable, con unas necesarias adaptaciones, en nuestra época actual.

En segundo lugar, para aquellas personas que necesitan las cosas más claras y, además estén orgullosos de sus orígenes humildes y sus valores un poco chapados a la antigua, he aquí una "hoja de ruta hacia el amor" de corte práctico e instructivo.


La maestría en el uso de la rima, la higiene personal, el dominio del contacto físico, los objetivos claros desde el principio y la erudición relacionada con el santoral. Un maestro entre maestros.

Bien, estudiante, hasta aquí la lección de hoy. Ya conoces las tecnicas para ligar si eres un individuo antigüo, machista, superficial, retrógrado, feo, pendenciero, egoísta y malhablado, como millones de hombres que salen todos los fines de semana y a los que ahora no tienes nada que envidiar por mucho musculito y mechas que luzcan ante las féminas.

La lección de hoy ha terminado. Vete al recreo con tus millones de amiguitos. Hasta el próximo día.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Efectista

"Se te ha ido la cabeza con la última entrada. Te lo digo en serio, me parece que se te está yendo de las manos tu blog últimamente..."

Entre eso y el comentario del Cinci sobre mi parecido con Gollum, la sombra de la duda ha sobrevolado mi despejada cabeza. ¿Será verdad?

Pues claro que es verdad. ¿Qué te puedo decir, si tienes toda la razón?... Hace un rato me he dedicado a mirar los cinco últimos textos, y hasta yo me he preocupado por mi estado mental: dos entregas de las 100balas (sospechosamente análogas en el fondo), otras dos de inicio-retonno-regresoalmundoreal y una chorradica insulsa de las que sólo me hace gracia a mi... Pues vaya...

Hala, Emperador, cómo te pasas tú también, pobre chiquillo...

En mi defensa podría alegar que, joder, hay más de un mes de diferencia entre la primera y la última, que como yo le doy vueltas a muchos temas que acabo por no escribir no me había dado cuenta del tonito pseudo-psicológico metaforico subyacente (¿lo cualo?) y que no estoy tan mal como parezco, leches...

En realidad lo que me pasó al escribir (en varias tandas, he de añadir) la entrada de ahí abajo es que fui debil... y me dejé llevar por el efectismo cutrón. Simple y chungo efectismo.

Lo reconozco: Me llamo AKA y soy un efectista. Me pierde usar en mis textos un poquito de epica, grandilocuencia, insinuaciones de violencia contenida y mala leche impostada. Me gusta, me sale fluído de la punta de los dedos, e incluso hay veces que me resulta complicado evitarlo si no estoy atento. Me siento cómodo escribiendo así. Quisiera decir que es una influencia del estilo de guión de Miller, de los diálogos manidos de películas de acción americanas, de las parrafadas prebélicas de algún videojuego, de las hojas de un comic de Garth Ennis o de que es lo que he aprendido en la escuela de la calle. Me gustaría que fuera porque ahora que estoy leyendo a Palahniuk estoy aprendiendo algo de él. Ojalá. Pero me temo que no. No voy a ser así de pretencioso, aunque por dentro me muera de ganas de presumir algún día de algo parecido.

Lo de ayer por ejemplo, como lo de hace un mes, era de la sección de 100 balas. Lo más cercano a la ficción que despacho en esta tienda. Lo malo es que me salió un poco rana, quizá porque llevase demasiado tiempo sin escribir nada. La historia me pedía limpiar la pistola desde hace demasiado tiempo. Lo malo es que quise hacer un contrapunto que a lo mejor se envalentonó de más. Mala suerte. Publicado está, así que esperemos (tú y yo) que la próxima entrega ayude a remontar estas dos últimas. O no, puede que te hayan gustado, que tú también tienes rachas más oscuras y más brillantes. En el fondo no hace falta que me justifique. Vive, escribe y aprende. Hay veces que el factor de curación deja alguna cicatriz visible...

Por otra parte, que este blog es "un poco raro" me lo han dicho ya muchas veces. Demasiadas si tienes en cuenta que me lees tú y un puñado más de desocupaos. Y, ¿sabes una cosa?... Me gusta que me consideres raro por lo que escribo, porque eso me acerca un poquito a ser único. Inigualable en el sentido literal de la palabra, porque a ver quién en sus cabales quisiera parecerse a lo que quiera que parezca que soy... Al final, y perdón por la conclusión interesada, cada vez que me digan "raro" voy a acabar oyendo que me dicen "no hay nadie como tú". Que mi abuela vive demasiado lejos y nunca le haré ascos a que me regalen el oído.


Dale al play y escucha el mensaje principal pensando en mi, por favor.

Y, aunque en el mundo hay gente bruta y astuta, vírgenes, prostitutas y hasta seis mil millones de habitantes, quiero pensar que no hay nadie como el menda.

Lo que no tengo claro a estas alturas es si al mundo le sienta mal o bien esta falta alarmante de gente como yo...

domingo, 8 de febrero de 2009

Mis cien balas: Limpieza (7)

Parece mentira cómo pasa el tiempo... Es hora de que lo haga, que llevo demasiados retrasos ya.

Los chismes estos no me han salido tan caros como me temía, porque no venden cepillos con púas de hierro ni aceite lubricante mineral en el Mercadona precisamente. Ya está todo encima de la toallita blanca, limpio y ordenado...

Por supuesto, siempre estaba en mi mente empezar de nuevo, pero me refrenaba en el último momento. Siempe surgía algo, más o menos inoportuno, que me valía de excusa para no volver a empezar, para dejarlo para mañana. Tranquilo, que hay tiempo de sobra.

Primero, quitar el cargador y la bala de la recámara, que estas cosas las dispara el diablo. Y comprobar con el dedito que está vacía con cuidado de que no se suelte la corredera y haga pupita en el dedo. Bien. Se tira de la corredera hasta el tope, se suelta un poquito para poder presionar el retén de un lado y se saca del otro, y ya sin retén se desliza hacia delante hasta que chasque el muelle recuperador. Veremos si no me salto un ojo...

Pero el día a día me ha ido dando toquecitos sutiles últimamente. Y contínuamente. Pequeños recordatorios cotidianos y constantes de la falta que me hacía retomar esto. Por necesidad. Por salud mental. Por cordura.

Vale, ya está el cuerpo de la pistola por un lado y la corredera con el cañón por otro. Se saca el muelle recuperador y su guía con la corredera panza arriba, y lo mismo con el cañón. Ta-chan. Ni se me ocurre desmontar nada más allá, que luego seguro que me sobran piezas al montarla de nuevo. Ahora a limpiar.

"No me impresiona. Mis construcciones de TENTE tenían más piezas..."

Cuando te dejas llevar, te arrastra la corriente. Es normal, nos pasa a todos. Es cómodo flotar indolente, sin hacer más esfuerzo que tener la cabeza fuera y sin más molestia que las salpicaduras en los ojos cuando el agua acelera. Suave flotar en la corriente. Lo más fácil.

Es curioso cómo se adhieren las particulillas de metal en los bordes del riel de la corredera. ¿De dónde saldrán que está el cuerpo de la pistola lleno? Supongo que son restos de casquillo, plomo y polvo que se aglutinan con el aceite y se van acumulando. Y se pegan como lapas al metal liso. El cañón es lo fácil, una baqueta y un trapito fino y sería capaz de verle las estrías balísticas si las tuviera. Un frote a la aguja percutora y listo. Limpita y reluciente.

Pero cuando te duermes en la corriente acabas muy lejos de donde te metiste en el agua. Y hay que volver andando y cuesta arriba, porque no estoy hecho para remontar la corriente nadando como un salmón ni tengo suficientes fuerzas para intentarlo. Y andar cuesta arriba cansa. Y estar cansado molesta. Y estando molesto es más fácil darse cuenta que el color del mundo no es rosa ni verde esperanza, ¿verdad?

Se coloca el cañón en su sitio, un poco de aceite lubricante al muelle y a las guías de la corredera y se vuelven a ensamblar las dos partes, cuidando que el muelle de recuperación se quede centrado en su sitio y que el conjunto deslice bien desde el martillo hasta el tope del cañón. Suave y silencioso, perfecto. Se comprueba que el retén del casquillo queda donde debe con la corredera en sus dos posiciones principales, no vayamos a tener sorpresas raras luego.

El mundo es tirando a feo. Pero gran parte del tiempo decido, más o menos inconscientemente, ignorarlo. Mi burbuja es controlable y lo suficientemente pequeña para que sea manejable. Los altibajos no son para tanto, ni la rompen ni la fortalecen. Y los picos y bordes afilados del mundo que hay fuera se ven suficientemente borrosos para acusar el peligro de pincharse y cortarse.

Se colocan los retenes de la corredera, se la suelta y ¡clatch! Pistola montada. Adentro el cargador, que se desliza sin un mal roce ni un leve ruido. Click. ¡Cla-chack! Bala a la recámara. Seguro puesto y a la sobaquera. Estoy listo.

Estoy de vuelta. Cansado y un poco cabreado, la mejor disposición para hacer lo que haya que hacer. Además me quedan 87 balas irrastreables y un factor de curación que me mantedrá con vida. Y siempre habrá tantos entuertos que desfacer. Tantas lecciones que dar. Tanto gilipollas...

...y tan pocas balas.