lunes, 23 de febrero de 2009

Oscar

Después de la música y las presentaciones de nominadas se hace el silencio. La presentadora toma aire y pronuncia la frase obligada:

"And the Oscar goes to...

(...sólo se escucha el chasquido del papel del sobre al abrirse y la emoción contenida...)

...¡Pe!"

Y sube la música y estallan los aplausos. Y en la pantalla dividida en sectores se agranda la cara sorprendida y emocionada de la premiada, que abraza a su madre, con las lágrimas al filo del párpado y la boca abierta en un gesto de incredulidad.

Los aplausos llenan el auditorio con un estruendo grave. Y mientras la premiada sube despacio y tambaleante la escalinata del escenario desde su asiento en primera fila, el realizador enfoca de refilón las caras de compromiso y las sonrisas forzadas de las demás nominadas, que aplauden con corrección política y muchas ganas fingidas. La extranjera se lleva la estatuilla.

...yo siempre he pensado que ese espadón y su filo están demasiado cerca de zonas sensibles...

Después de los besos y los abrazos, y del gritito de sorpresa y nervios, Pe empieza a hablar:

“No van a ser 45 segundos, ya os lo puedo decir…
¿Alguien se ha desmayado aquí alguna vez? Porque yo podría ser la primera en hacerlo.
Muchas gracias a la Academia. Quiero compartir esto con mis compañeras nominadas y con las increíbles y grandes virtudes con las que he tenido el privilegio de trabajar en esta ocasión.
Gracias, Aka por confiar en mí para hacer esta preciosa labor, gracias por haber escrito en todos estos años algunos de los papeles para actitudes más grandes. Y no puedo hablar de grandes ocasiones para actitudes sin agradecer a mi amigo Tiempo de Currar haberme hecho parte de tantas de sus aventuras.
Quiero dedicar esto a mis padres, Constancia y Sacrificio, y a mi hermano Tesón y a mi hermana Inteligencia, y a todo el mundo que me ha ayudado desde el principio. Ya sabéis quiénes sois, gracias de corazón.
Crecí en un lugar llamado AkaelMendas, donde llegar aquí no era un sueño muy realista. Y donde, todas las noches de entrega de premios, me quedaba despierta para ver el espectáculo. Y siempre sentí que la ceremonia era un momento de unidad para todo el mundo, porque el trabajo, en cualquiera de sus formas, ha sido y seguirá siendo un lenguaje universal para conseguir metas.
Tengo que decir algo más, a todos los que desde las oficinas y bibliotecas están ahora compartiendo conmigo este momento y sientan que esto es de ellos, se lo dedico. Y a todas la fortalezas de mi estilo. Muchas gracias. Thank you so much”.

La música vuelve a subir, y los aplausos siguen con el homenaje a Pe, a nuestra Perseverancia, que se lleva un Oscar a casa por su brillante actuación durante el tiempo de estudio para la oposición pasada.

Desde la grada, con varios galardones a toda su carrera, le aplaude otra Pe, Pereza, más experimentada y conocida en este mundillo. Con su pose de diva madura, segura y sonriente desde la experiencia y la sabiduría de mil películas y bastantes años como la estrella absoluta de esta industria, la vieja Pe se explica a sí misma el difícil camino que le espera a la premiada los próximos meses, cuando le pidan una actuación mejor cada día en el rodaje de la secuela de este año. Y se pregunta si la aplaudida Perseverancia responderá a las expectativas o se hundirá como pasó con aquella Cabezonería (Ce) tan pizpireta o con la seria Responsabilidad (Re, la llamaban) de hace un par de temporadas

“Disfruta el triunfo, novata”, piensa, “pero no te olvides que el espectáculo debe continuar… y como flojees ahora me volverán a llamar a mi como la protagonista absoluta de la peli, jia, jia, jia...”

3 comentarios:

CHEERSMATE dijo...

Lo que está claro es que en esta vida los Oscar´s se reciben sin criterio definido.
Pero que cojones, Pe es Española de Alcobendas, y eso debe alegrarnos, aunque lo veamos desde el otro lado.

Cincibastro dijo...

La verdad es que el premio te lo has ganado, y como saques la oposicion te cortamos las orejas y el rabo como al Oscar.

AKA dijo...

Menos bromas con mis orejas, que les tengo mucho cariño... pero vamos, que ya me parezco demasiado al calvo del espadón, creo yo... Si apruebo me estoy planteando dejarme barba y corbata, je.

Ay, Cheersey, Cheersey... siempre mirando todos los puntos de vista a las mozas, cochinete, aunque con ese faldonaco como no le eches imaginación, jejeje...