jueves, 30 de agosto de 2007

Mis cien balas: Prácticas de tiro (2)

"No me puede volver a pasar" - pensaba sin parar - "No me puede volver a pasar porque como la próxima excavadora tenga un arma, me fríe a tiros seguro..."

Mientras tanto trataba de fijar con cinta adhesiva el jodido poster recién imprimido a la pared de mi pequeña terraza, justo en la esquina opuesta al otro. Esta foto está muy pixelada por las ampliaciones, pero la jodía foto tenía que tener tamaño más o menos natural. Porque tenía que aprender a disparar con el cacharro, sin sorpresas, aunque eso significase dedicar algunas de mis balas a practicar. No iban a ser un desperdicio, sino una inversión.

Por otro lado, iban a cumplir su cometido. Iban a ser disparadas a gente con méritos suficientes para merecerlas, sin duda. Iba a hacer lo que cualquiera con un poco de criterio estético y amor por los personajes representados deseó hacer cuando vió la película. Porque el bailecito con los BeeGees de un pringao que se supone que es Peter Parker clama venganza. Porque el responsable de Spiderman 3 merece sangrar por su obra. A ver quién me lo podía discutir.

Por eso cuando el otro día la pude ver lo vi todo claro: ya tenía "víctimas" para mi galería de tiro. Al actor pringao, cargante y carapán (Maguire), por admitir lo ridículo de la escena y la degradación de un heroe de los grandes en sus carnes.
¡¡Por San MacFarlane bendito, chaval, cambia la pose. Spidey tiene que tener las rodillas por encima de los hombros, léete algún tebeo ya!!

Y al director y coguionista (Sam Raimi), con haceres de genio en otros tiempos, pero inexplicablemente moña y conformista en esta entrega, en la que ridiculiza la herencia de cientos de historias épicas de dolor y redención, y desaprovecha vilmente a una Némesis clásica, Veneno.
"Señor Raimi, señor Raimi, ¿me deja apretarle el nudo de la corbatilla? Jijijiji..."

Un poco de google. Una ampliación cochambrosilla. Un plotter prestado. Un cargador con 4 balas. Dos objetivos y una rehen. Iba a dominar el hierro indetectable esa misma tarde.

¡Cla-chlack!.

A 10 metros. De espaldas. 3, 2, 1...

Media vuelta y fuego a la izquierda. ¡¡BLAM!! A la mano de escribir guiones. Una patada en la muñeca. Cinco centímetros por debajo, destrozo el cuaderno. Tengo que apuntar con las dos manos...

Cambio de objetivo. Me resisto a tirar al bulto rojo, y apunto al hombro, no vaya a ser que me cargue a la pelirroja. ¡¡BLAM!! Otra vez por debajo, tiene un agujero en el sobaco. Tensión activa con la izquierda sobre la culata, mucho mejor, mucho mejor...

Clavando la rodilla en el suelo, vuelvo a girar. ¡¡BLAM!! Toma ya. Justo en el nudillo. Deja escribir guiones a los profesionales, joer. Y dale más cancha a Bruce Campbell, leñe.

Giro la cintura y antes de disparar ya sé que voy a acertar justo donde apunto. ¡¡BLAM!! Te acabas de quedar sin el dedito de señalar a lo vaquero, chaval, para que aprendas a bailar. Hazte uno de telaraña...

Ya sólo se oye el tintineo del último casquillo en sus rebotes en el suelo y mi respiración adrenalínica. Ni una sirena cercana. Ni un ladrido en el barrio. La pistola es precisa y suave una vez que la sabes tratar. Y tengo cuatro agujeros rellenos de plomo en las paredes de mi terraza. Menos mal que todavía (y lo que te rondaré morena) estoy de obra.

Pero ahora sí que estoy preparado. He gastado cuatro de mis cien balas irrastreables. Me quedan 95.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Gravedad fuerte-Filosofía de peluche (3)


No, hijo, no... Lo que pasa es que tienes un síndrome post-vacacional más grande que una base de bombarderos de la Segunda Guerra Mundial.

Lo sé porque a mi me está pasando igualico igualico...

Este año me ha dado fuerte:
Por más que intentas que con el lanzamiento la bola vaya directa al objetivo, precisa y calculada, el tiro sale flojo. Ni siquiera llega a medio camino, la jodía nieve. Ni pie con bola das...

Es temporal, claro. Estaremos de vuelta en el frente ya mismo. A pleno rendimiento en el trabajo yo y apuntando al coco de Susie tú. Como los genios que sabemos que somos aunque a los demás no les quede claro todavía.

(Y un consejillo, si se te caen los cereales, prueba con café y tostadas de aceite y jamón para desayunar... Pregúntale a Hobbes...)

lunes, 27 de agosto de 2007

Back to the front!

Ains, qué bonita copla de Metallica me trae este día a la mente. "Disposable heroes" se llama. Qué poesía en sus frases, qué estructura en su historia, qué conceptos más evocadores y apropiados para el día que hoy he vivido....

...y es que hoy he vuelto a trabajar....

No me quejo. Al menos no demasiado, porque después de este tiempo de vacaciones no puedo quejarme sin parecer un llorón ajqueroso. Porque han sido bastante mejores de lo que yo mismo esperaba a priori. Increíbles por lo variadas, por lo emocionantes, por lo divertidas, por la motivantes. Por los maestros, por los artistas, por los amigos, por el tiempo, por los paisajes, por la libertad, por los ukes y toris, por la familia... Por tí, en definitiva.

Pero es que, sin ser demasiado exhaustivo ni pesado, durante este mes he sudado al sol con una radial ardiendo en la mano mientras escupía polvo de baldosa, he arreglado agujeros ocultos en paredes con mezcla amasada a fuerza de brazo, he visto películas de 10 horas con forma de serie de televisión bebiendo limonada a punto de congelación, he saltado en la arena para llegar a una bola difícil con una pala de madera en la mano, he ido a 60 Km/h a ras de suelo, me he quedado dormido en un sillón reclinable rodeado de dormidos después de comer un pollo asado riquísisímo, me he bebido una Bombay Sapphire en un vaso de pinta, he bailado pasodobles intuitivos en una verbena, he intentado comprar un coche que no es para mí, he hablado en francés sin tener ni idea, he impedido presuntamente comprar chocolate porque no llegábamos a una lavandería pública, he rodado en un tatami de 350 metros, he reído a carcajadas hasta las 2 de la mañana, he masticado cerveza en hielo con un kimono empapado después de 3 horas de práctica, he sido un pececillo en un mar de hielo eterno, he atronado una ladera verde con kiais roncos al compás de 100 espadas de madera, he perdido un avión, he pisado charcos en pleno agosto sobre una calzada romana auténtica, he observado a un rey de Esparta humillado y a una princesa troyana esclava y sola luchar por un hijo oculto entre columnas erigidas hace 2000 años, he viajado cantando a viva voz, y he dormido tranquilo y muy feliz muchas noches. Un lujo de vacaciones, ¿verdad? Ya te contaré algo más un día de esto.

¿Son mejorables? Siempre. Me ha faltado tiempo y me ha faltado gente. Me he quedado con las ganas de ver a Cimci y a Marnie, por ejemplo. No he podido acabarme un juego en cooperativo. He leído mucho menos de lo que me hubiera gustado. No he descendido unos rápidos en una barca con 7 personas gritando para animarse. No he visto amanecer en brazos de buena compañía. No he doblado cuidadosamente una hakama negra. No he bebido agua recién brotada de un manantial en un alto en el camino a media mañana...

Pero, hoy por hoy, no son pérdidas que lamentar. Son planes para un futuro cercano.

Y cuento contigo, que lo sepas...

sábado, 4 de agosto de 2007

Soy un vicioso sin solución.

Ayer, aprovechando más o menos el inicio efectivo de las vacaciones laborales, cedí a la tentación...

...me he comprado un videojuego nuevo...

Se llama Azulejo's Master. Una hábil mezcla de géneros con una jugabilidad que me recuerda a otros tiempos, cuando hacíamos aquello de "pre-tecnología" en el cole y nos dejábamos todo el dinero que caía en nuestras pequeñas manos en desenfrenados ratos de a cinco duros la partida. Tiene algo de minipuzzles tipo Wii, algunas fases de plataformas y un toque de acción en primera persona la mar de emocionante. Aunque dicen que el argumento está flojito, flojito, para no variar últimamente.
Hay que reconocer que se han currao la portada. Caja de cartón corrugado auténtico, no veas...

Por otra parte, teniendo en cuenta que me ha costao 70 lerus (lo que vale hoy en día un juego recién sacado al mercado) he picado con la edición coleccionista, a pesar de saber perfectamente que las chorraditas no siempre compensan el gasto extra, porque el juego es el mismo, al menos en teoría. Qué puedo decir, me ha encantado la carátula exclusiva y los dos discos. La edición normal es demasiado sosa esta vez...
Diseño en Blanco Apple para gafapastas pomposillos.

Pero lo que más me ha gustado del juego es que tiene ¡¡un periférico exclusivo!!. Como la guitarrinchi del Guitar Hero o la pistola del Time Crisis, pero pensado exclusivamente para este jueguito. Lo llaman "Radial cutter" o algo así, aunque como no saquen una segunda parte, no sé yo.
No. No es wireless todavía, pero ya se rumorea una réplica de una Black&Decker sin cables para el próximo.

No sé cuántas horas de juego se le podrán sacar, sobre todo porque últimamente ando torpón, pero me entretendré mientras llega el Bioshock. Jejejeje.

Además, me mantendrá ocupado mientras llegan los demás acontecimientos previstos para las que quiero que sean las vacaciones más raras del lustro, que ya te iré contando en dosis adecuadas. Si me echas de menos por aquí un tiempo, ya sabes con qué estaré liado por el momento. Viciando, sí. Viciando.

jueves, 2 de agosto de 2007

Escuchar es "de gratis" o está feo disparar en un teatro.

"Gratuíta"

Creo que era, a priori, una de las características más llamativa de la sesioncilla de teatro a la que fui la otra tarde aquí en CiudadCueva, porque es un tipo de actividad por la que, al menos en principio, no me cuesta trabajo pagar 3 o 4 veces el precio de una entrada de cine por muy dolby-surround-en-pantalla-de-alta-reflexión que sea el evento. Además que las oportunidades culturales en estas latitudes (a menos de 10 minutos andando de mi casa) no abundan precisamente.

Además, la obra estaba organizada desde mi oficina, como parte de un programa de incorporación de la mujer a la estrategia de desarrollo rural y como medida de un plan de igualdad entre hombres y mujeres etcétera etcétera, que lleva E. con mano firme y hábil desde hace un tiempo. Y, como me gusta el arte dramático este, allá que me fuí sin tener ni idea del título de la obra (que era "Paco y nosequé", viva mi memoria de pez) aunque con la sensación de saber perfectamente lo que iba a ver.

Acerté, por supuesto. Sólo estuve a oscuras de la trama el tiempo necesario para buscar un asiento en un teatrito pequeño y abarrotado. La obra era una sucesión de escenas de pareja, estereotípicas pero muy bien escritas. Me sorprendió la variedad y la fuerza de escenas, y más aún lo equilibrados que estaban los roles hombre-mujer, huyendo del recurso de malos y buenos que tanto se ve últimamente. Casos totalmente reversibles en las que el tío brasas y sinsustancia podía verse como un ama de casa aburrida y harta de estar sola, o la mujer que se acaba yendo sin querer irse después de mucha lucha con el marido bien podía ser un soldado de cualquier época que es enviado al frente... Sí, me gustó. Aunque salí con la sensación de que se oían más risas de las que las situaciones que presentaban debían despertar entre la gente, la verdad. Y aunque tuviera la impresión de que los monólogos finales salían de un anuncio de Mercedes aunque bien escritos y bien recitados. Me gustó mucho. Y la lección, aunque ya sabida nunca suficientemente repasada, de que hace falta escuchar de verdad a quien te está hablando para llegar a ponerte en su lugar, que ni de lejos basta con oir el ruidillo que hace...

Y (jo, se me ha escapao la seriedad pseudo-crítica con extra de moralina, perdón) además era de gratis. De lujo.

Pero hubo un momento en el que me sentí fatal, lo reconozco. Me dí cuenta que estaba tenso, erguido en el filo de la butaca, acariciando disimuladamente la culata negra de mi pistola con inmunidad diplomática, calculando ángulos de tiro, trayectorias y retrocesos para tratar de bloquear mi cerebro del sufrimiento. En el escenario, una mujer en una cita post-polvo-de-una-noche reía histérica y agobiaba hablando sin parar a un muchacho cada vez más acurrucado en su silla de madera. Y mis ganas irreflenables de que se callara llevaban a mi mano derecha a buscar una solución expeditiva.

Pero entonces me acordé del sombrero de Abraham Lincoln con un agujero de más y lo feo que está disparar en teatros desde entonces. Entre eso y el hecho de no saber de qué parte del subconsciente me salía el impulso, pude calmarme, entrar en razón, recostarme en mi asiento y seguir disfrutando del teatro.

Más tarde, en una terracita saboreando un gin-tonic en el que el Beefeater llegaba hasta más arriba de lo saludable en vaso largo, traté de comprender mi reacción. Como no lo logré con 2 litros de cerveza y un cubata en el cuerpo lo dejé por imposible. Porque lo era, porque mi experiencia me dice que no hay misterio que se resista a cierta tasa de alcohol en sangre: todo se simplifica y salta la verdad inmutable caiga quien caiga: trata de rebatirle a un borracho alguna de las frases clásicas que repite hasta la saciedad ("si quieres, puedes", "no tienes huevos", "estás constantemente, constantemente estás", "estoy sentando la cabeza", "anda, Pedro, ese es tu coche" y tantos otros ejemplos). Lo dicho, imposible.

Hasta las 4 de la mañana no lo supe, pero a esa mágica hora, luchando en mi cama con el calor y los latidos de mi cabeza, comprendí de dónde venía la pulsión de acabar con aquella risa y aquel tono histérico del escenario.
La actriz le ponía a su interpretación el mismo timbre que tiene perrito hijoputa de mi calle cuando ladra a la luna durante horas y horas justo justo los días que yo estoy fabricando una resaca...

miércoles, 1 de agosto de 2007

De (no-)vacaciones...

Hola. ¿A que parece que haya estado tranquilamente de vacaciones? Je, je, je...

Pues no. Una pena, pero no. Si acaso he estado de vacaciones mentales, manteniendo el ordenador en la celda de aislamiento el máximo tiempo posible, sin motivo aparente para este "apartheid" pero sin motivo suficiente para romper el bloqueo y utilizarlo lo más mínimo. En parte absorbido por la apatía que trae el calor excesivo y en parte buscando heridas que requiriesen una venda en forma de líneas escritas.

Resulta que me he dado cuenta que no me han hecho falta sesiones de tratamiento urgente. Que mi cabeza y mi alma me han dado el alta. Que el factor de curación estaba latente, pero sin mucho que hacer.

Así que voy a tener que empezar a jugar duro para hacerme nuevas heridas de vida que dejen bonitas cicatrices. Que bastante aburrido soy de por mí para encima no tener nada que contar, ¿no?...