miércoles, 24 de septiembre de 2008

Reboot

Reebot.
Bip.
Pantalla de configuración.
Arranque de Windows.
Tonito de inicio.
Carga del escritorio.

Le voy a cambiar la musiquita por la copla esa del Antonio Molina de
"...qu'el futuro es mú ojcuro, qu'el futuro es mú ojcuro, aaaaaaaayyyyy!!!!..."


En marcha de nuevo. A ver cuánto tarda en joderse de nuevo el sistema esta vez. En fin...

Ahora iré arrancando los programas que voy a necesitar para cumplir con mi función social (...aunque lo mejor debería empezar a definir con un poquito de mayor claridad en qué consiste esa supuesta función social, pero vamos...), y volver a ser un miembro activo en esta nuestra comunidad, aprovechando este factor de curación que se me ha dado para mejorar el mundo y la vida de sus habitantes: la mía en primer lugar, y espero que, en feliz añadidura, la tuya también.

...y suenan los violines, y las palomas remontan el vuelo...

Jejejejeje... Perdón, pero no he podido evitar la bromica, que soy un cachondo...

Evidentemente, si no formateo todo va a seguir más o menos igual. Menos bloqueado y espeso, pero básicamente el sistema seguirá siendo el mismo. Así que este seguirá siendo el blog irregular, inconstante, irredento, insensato, incompleto, improvisado y personal que ha sido siempre. El que transforma mis ideas en letras. El que perpetúa la misión y el espíritu de la Corporación TYMPHAM (Torpe Y Mal Pero Hecho A Mano) tratando de agradarte elaborándote cositas que te puedan gustar especialmente a tí que me lees. El que se nutre con los temas que mi muermo de vida me va deparando y los transforma según la paranoia o la metáfora visual del momento.

En definitiva, vuelvo a desatar mi poder, mi factor de curación. Porque, por lo menos en mi mundo, siempre viene bien una tirita de vez en cuando...

Así que, usando otra vez palabras de otros, empezamos:


P.D. Y no somos los únicos, no... Aparte del Retonno del Cincibastro, revisa el link al blog nuevo de un amiguete en la columna derecha: Sentando la cabeza... Auténtica delicatessen radioactiva...


martes, 23 de septiembre de 2008

Reset

Control + Alt + Suprimir.

La combinación abre mi "Administrador de Tareas”. Una comprobación casi de rutina, porque me temo que tengo bloqueado el ordenador y no voy a poder solucionarlo desde ahí.

Como suele pasar, a primera vista todas las “Aplicaciones” aparecen activas, y están todas las que yo he ido arrancando últimamente. Según esto, no hay conflictos aparentes que expliquen el bajo rendimiento, la lentitud extrema, la falta de recursos o la incapacidad de procesar con eficacia algunas tareas sencillas. Pero soy perro viejo, y es evidente que mi cacharro no funciona como debiera, así que me tendré que meter en camisa de once varas y abrir la pestañica de “Procesos” para entrever lo que en realidad está pasando por mi saturada CPU.

Y ahí está el horror... la lista interminable de rutinas y subrutinas, con su porcentaje de ocupación del procesador y sus enormes cifras de uso de memoria, provocándome la misma sensación incómoda de siempre: “Todo esto está funcionando ahí debajo sin que te des cuenta. Y como no tienes ni idea de para qué valen esos programas no sabes si están trabajando por tu bien o para tu mal...”.

Mientras recorro hacia abajo las líneas cambiantes me doy cuenta que soy capaz de reconocer algunos ejecutables, haciendo el trabajo que les estoy pidiendo que hagan (como “oposiciator.exe”, “housepack.exe”, “aikidofall.exe”, “dietcoke.exe” o “friends.sys”) y recuerdo cuándo los arranqué y cuándo los tuve pausados y cuándo se me bloqueaban temporalmente. También distingo algunos procesos del sistema, con el alivio de comprobar que están ahí, cumpliendo con su función original aunque los ignore la mayor parte del tiempo (todos los “sv...” como “svhambre.exe”, “svsueño.exe”, "svcordura.exe", etc.). Y luego están todas las demás tareas.

Hay muchas y consumen un montón de recursos. Ni las he abierto conscientemente yo, ni sé qué están haciéndole a mi sistema, ni puedo imaginar cómo funcionan. Pero ahí están, como los procesos mentales del subconsciente que condicionan tu vida sin que tú lo sepas, imponiendo fobias, reacciones, temores y deseos que no eres capaz de aceptar conscientemente...

A mi me asusta tocar estos procesos internos desconocidos, porque no quiero cargarme algo sin querer. Y por eso, aunque lo recomendable es hacer las cosas con ayuda profesional (o al menos bien formada), hoy voy a optar por una solución drástica pero que me ha sido útil en otras ocasiones. Al carajo y que pase lo que Dios quiera.

Voy a pulsar directamente el botón del "RESET".


Toca empezar todo de nuevo.

¡CLICK!