jueves, 13 de noviembre de 2008

No soy Sam

Mi reciente regreso a CiudadCueva ha tenido un buen montón de razones, tanto favorables como desfavorables, que han acabado escorando el fiel de la balanza hacia la vuelta al hogar abandonado temporalmente... Llevo por aquí un mes y pico ya y puedo decir que estoy bien contento con la decisión. Por ahora…

En la parte alta de la enorme pila de motivos para volver está el trabajo que me ofrecieron, claro. Básicamente implica adaptar un contenido (que ayudé a desarrollar antes de irme) a un recipiente nuevo que está aún por conocerse, pero al que ya se le intuyen las formas. Durante tres meses. Es una re-redacción de una estrategia para que cuadre con otra terminología, otros planteamientos y otras normas, e implica un buen montón de quebraderos de cabeza y giros argumentales para que cuadre todo donde tiene que cuadrar, más o menos.

Pero estoy teniendo un problema. Y es que no soy Sam Seaborn…

"...como vaya p'allá con esta, te vi'a dar una guantá que..."

Sam es el ayudante del Director de Comunicaciones del Presidente (de los USA). Trabaja en el Ala Oeste (de la Casa Blanca) y su función principal es escribir: discursos, informes políticos, cartas de condolencia, recursos legales, declaraciones televisivas, esemeses… Es tan listo como sus colegas-peces-gordos y más listo que todos los currifichantes que hay en su oficina y sus textos suelen ser la leche: precisos, afinados, claros, amenos y emocionantes. Siempre. En cualquier tema. Sin puntos débiles. Sin fallos…

Un cabronazo, vaya.

De todos los personajes, creo que Sam es (con Charlie, el asistente) el que menos me gusta. Si la serie fuera Friends, él sería Ross. No porque sea malo o porque sobre el personaje, que es cojonudo. Pero es que los otros son mejores… Pero no voy a hablar ahora de la serie, aunque me haya re-enganchao por la matraca que han dao en todos sitios con la elección de Obama. Y es que la Casa Blanca debería funcionar como esta gente: nadie dice tonterías aunque hablan a una velocidad inverosímil (si yo lo intentara: nudo en la lengua, seguro), saben infinitos datos irrelevantes como el que se aprende su propio número de teléfono (por más que a mí se me ha olvidao alguna que otra vez), son muy respetuosos con los adversarios, citan artículos, apartados, enmiendas y disposiciones de cien mil leyes como si no costara (¡me lo pido pa' mi oposición!), conocen a todo el mundo... Se nota que es una serie de la tele. De ciencia-ficción.

El caso es que Sam, desde mi situación y perspectiva actuales es un cabronazo.

Porque estoy enredado como el alambre de espino, tratando de escribir textos coherentes y claros con un tiempo y esfuerzo razonable, pero no estoy siendo capaz.

...que no soy Sam Seaborn, carajo...

1 comentario:

Cincibastro dijo...

Si me toca la loteria, me gasto el premio en fichar a ese Sam...porque sufro horrores para escribir dos parrafitos de nada.