martes, 25 de diciembre de 2007

Feliz Navidad


Aunque creo que ni te oiría ni te prestaría atención, estoy seguro de que si ahora le preguntases te diría que no le importa nada que no sea ese niño que tiene entre sus castigadas manos de carpintero.


Ahora no le preocupa que no haya dónde pasar la noche en un pueblecito lejos de casa, sin reserva de alojamiento ni albergues municipales, al que han tenido que venir por culpa de la jodía burocracia. Ya no se sobresalta con cada ruido extraño ahí fuera, porque se le ha olvidado el miedo que tenía a asaltantes y ladrones. Ni le asusta ya la posibilidad de un mal parto ni de que a su mujer le pase algo malo por viajar con el embarazo tan avanzado.


Tampoco le inquieta ahora ni el viaje de vuelta a casa ni el futuro, aunque su país esté pasando por malos momentos y sólo le pueda ofrecer a su hijo el trabajo de una carpintería, la cultura que él recibió de sus padres y una familia unida.


Ahora mismo sólo tiene ojos y atención para su hijo, que llora fuerte con los ojitos cerrados y los puños apretaditos, como anunciándo a todo el mundo que ha llegado por fín. Su piel suave le hace olvidar el áspero de la lija y las astillas que saltan de los tablones. Se parece a su madre. Ójala sea como su madre es con todo el mundo.


En su mente de orgulloso padre, entre el asombro y la sorpresa, sólo hay sitio para pensar que, gracias a Dios, él es la persona más afortunada de la Tierra, que su mujer es la persona más hermosa que existe y que su hijo, este niño fragil que llora con fuerza ahora, ha nacido para hacer del mundo un lugar mejor.


(¡Feliz Navidá a tí que me lees! El año nuevo te lo felicitaré cuando llegue, que te tengo que contar mi "vida nueva" ¿vale? Abrazo...)

2 comentarios:

Cincibastro dijo...

¡Féliz Navidad!

Cincibastro dijo...

Me emociono con tener los acentos y demás tan a mano... eso y los mantecaos