jueves, 25 de enero de 2007

¿Poder mutante?

Ya es un clásico. A la altura de los poderes de araña radiactiva, o la hipervelocidad, o la telekinesis. Es el factor de curación de Logan, el que hizo posible que un chiquitín borde y peludo, en danza desde la Segunda Gran Guerra, se convirtiera en un Arma-X con garras retráctiles y esqueleto de adamantium. Y encima dice que es el mejor en su trabajo...

"...me pica un poquillo la espalda..."

Pero no venía yo a hablar del zagal este (al que, como mucho, me parezco en el pelo del pecho) sino de este factor de curación que me he apropiado por el morro para curarme cuando tenga pupita vital.

Quiero que este intento, esta bitácora con final cierto pero espero que lejano, actúe como mi factor de curación, que me permita regenerar células maltrechas al aporrear un teclado con más o menos gracia. No lo hago porque necesite comunicarme con el mundo. No lo hago para satisfacer mi hambriento ego. Ni porque crea tener muchas cosas interesantes que decir. Y para colmo, supongo que la mayoría de los días escribiré sin el más mínimo ingenio...

Mis razones para hacerlo son múltiples: mantener cierta disciplina, ejercitar mis diez deditos, provocar algún comentario de los que me conocen como tú, dejar constancia de algunas cosas que me vayan pasando, desfogar las tonterías que ronden por mi cabeza, sorprender, adormecer miedos, echar una mano en lo que sea si se tercia, alegrar, aliviar discursos rollazo de mi cabeza, experimentar con letras de casera, compartir algún hallazgo, despertar sonrisas, construir pamplinas en el aire, aburrir a veces, sentirme bien...

Al final, creo que se reduce a eso: escribir me hace sentir bien conmigo mismo. Es algo que me hace sentir cómodo, ágil, poderoso, vivo...

Si alguien conoce mejor forma de curarse de apatía y de inseguridad, que lo diga.

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