miércoles, 24 de enero de 2007

Diagnóstico

No recuerdo bien el contexto ni la historia a la que daba lugar, pero leí una vez en algún sitio que, hace tiempo, los mejores médicos eran los que eran capaces de poner nombres a las enfermedades. Porque si eras capaz de nombrarlas sabías el tratamiento que podía curarlas.

Supongo que por eso en todos los capítulos de House hay algún momento en el que la cobaya humana de turno es muy probable que tenga lupus, la criatura.

"...te voy a curar aunque sea a palos, desgraciao..."

Con las posesiones infernales creo que pasa igual (creo... porque sólo he visto el exorcista y yasstá, gracias). Sólo cuando se conoce el nombre del demonio que ha "okupado" a la niñita inocente le puedes llamar por su mote del colegio y pedirle amablemente (con más o menos voces, crucifijos y efectos lumínicos, quiero decir) que haga el petate y que mejor se vaya de alquiler con otros tres colegas opositores para el cuerpo superior de torturadores en el segundo círculo del infierno, con los lujuriosos, que es lo que mola...

"...mira, Azraelín, que nos conoceeeemos... Salte por las buenas, que si nooooo..."

¿Que a qué viene todo esto?
A que ahora conozco mi enfermedad. A que sé cómo se llama mi demonio.

Ya tengo OTRO factor de curación...

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